Del Blog De Miguel Ángel Cárdenas M., Nov. 26, 2008
Mi anterior cumpleaños había sido el peor de mi vida, nunca sufrí tanto como aquel día lanceado y lacerado por un apego sentimental. Aunque ahora lo veo como una bendición oculta, porque hizo que para este último 11 de octubre añorara atraer algo significativamente diferente y así fue. Unos días antes del 11 -por el océano de azahar de la vida- me enteré de que había llegado al Perú Swami Sarveshwarananda Giri , el reconocido monje francés narrador de cuentos y cantor, y que daría la iniciación en Kriya Yoga el sábado de mi santo. Y decidí regalarme a mí mismo esa experiencia para diluir el dolor nigérrimo del año pasado. Porque la coincidencia era para matar a la muerte: justo estaba leyendo el libro “Autobiografía de un yogui”, de Paramahamsa Yogananda , uno de los más grandes clásicos de la literatura espiritual y que recomiendo con cómplice amor.
Ahí se puede leer sobre el inveterado Kriya Yoga primero desde el punto de vista físico: “se trata de un método fisiológico por medio del cual la sangre humana es descarbonizada y recargada con oxígeno. Los átomos del oxígeno ‘extra’, son transmutados en ‘vidatrones’, rejuveneciendo el cerebro y los centros espinales. Deteniendo la acumulación de sangre venosa, el yogui es capaz de detener el deterioro de los tejidos, permitiendo, con mayor avance, transmutar las células en energía”. Y luego uno ingresa a través de sus capítulos a un universo único y ancestral en la India y en América, donde se funden la mitología y la ciencia sin fronteras, a niveles de incontable excepción.
Por esto, fue una inyección de (c)alma la llegada de este Swami (monje renunciante) que compone e interpreta canciones sagradas como un Bob Dylan sacerdotal, que cuenta cuentos e historias de humor espiritual para alumbrar a ángeles y cocodrilos juntos y que a través de una organización llamada El Arca del Amor brinda refugio a niños de la calle, viudas y ancianos pobres en América Latina y los Himalayas.
El nirvikalpa samadhi es el estado de realización divina en el cual el corazón, los pulmones y el pulso se detienen –y sin embargo, no causan la muerte- para que el yogui se haga uno con el Infinito divino. Según Hariharananda solo un ciclo de ejercicios, respiración y meditación del Kriya Yoga -donde se experimentan la luz, la vibración y el sonido de Dios- equivale a un año de evolución espiritual y purificación del karma.
Una de las falacias de “la nueva era” es difundir que un ilusorio ‘yo’ puede conseguir la iluminación solo por sí mismo. En las más grandes enseñanzas orientales se incide primero en la necesidad de un gurú, un maestro total con la experiencia de la realización, con conocimiento inmanente y trascendente de dimensiones en las que nos podemos perder.
Después de experimentar –con sumo sentido crítico- la iniciación en mi cumpleaños, pedí vacaciones y seguí a Swamiji (el sufijo ‘ji’ implica respeto) a un retiro de una semana en la Isla del Sol en la parte boliviana del Lago Titicaca (donde también conocimos y compartimos los ritos con un yatiri aymara llamado Faustino Ticona).
En este blog exploramos los mitos y las más antiguas, sabias y misteriosas tradiciones espirituales: cada una en su propia unicidad. Una vez un gran maestro me dijo que el templo de la iluminación es uno; pero uno puede llegar por el norte, el sur, el este, el oeste de acuerdo a lo más bello de su karma. Que lo que podamos compartir aquí sirva como un mapa de misteriosas conexiones para buscadores sinceros. De joven uno puede ser como un animal cósmico que explora muchos caminos que le den una compresión del todo y la nada más allá de la ilusión y las dualidades. Luego poco a poco vendrá la fase definitiva en que ese explorador de instintos mágicos se queda con el definitivo camino-corazón con el que se fundirá en la fuente…
Entrevisté a Swamiji en La Paz y en la paz. Lastimosamente mi grabadora se malogró en las partes en que hablábamos de los conceptos sobre Dios –el Kriya Yoga hace analogías entre el hinduismo y el cristianismo, especialmente entre la Biblia y el Bhagavad Gita, Cristo y Krishna-. Pero más que las propias enseñanzas (que demandarán otro ‘post’) están aquí las confesiones personales descarnadas de un monje que hoy rezuma amor y acción desinteresada en cada hálito-pálpito-hábito, pero que antes había sido un rockero anarquista, publicista exitoso en Londres, cuyo máximo ego era ser ateo. Y, sin embargo, como todos, no era feliz. Con Swamiji aprendí al final que no existe el ‘pecado original’ sino la ‘inocencia original’. Y, aunque suene difícil de entender todavía en mentes condicionadas por dogmas: podemos ser Dios buscando a Dios.
Es una constante en los caminos espirituales: la conversión, el camino de Damasco de San Pablo. En usted ocurrió un plot point dramático: era anarquista y estaba en la meca del dinero y la fama.
Siempre es la misma historia universal: uno llega a través del sufrimiento. Una experiencia de dolor, de miseria, de ver solamente puertas cerradas en todos los lugares. Y estamos tan frustrados que en ese momento estamos listos para cambiar. Y Dios va a mandar a un mensajero, una idea, una oportunidad, como dijo Baba Hariharananda siempre que encontramos la oportunidad debemos tomarla, porque quizá nunca va a repetirse.
¿Su sufrimiento era sentimental, profesional…?
De todo, era una crisis existencial. Y estuve tan confundido hasta que una amiga me invitó a ir a una conferencia para escuchar algo sobre las vidas pasadas. Y yo no tenía ningún interés en estas cosas. Ella era psíquica, y quería hacerme una lectura. Y yo le decía que no. Tenía 29 años, la edad crítica, el retorno de Saturno, es una época donde si la gente no está bien anclada en su camino espiritual hay un gran shock que va a darle nuevas oportunidades. Pero ella me dijo una frase que me impactó: “Veo un niño en un ático muy oscuro y sucio, tratando de limpiar la ventana para ver algo”. Y esta frase me lanza en una búsqueda, porque después tomé un curso de lectura espiritual psíquica, fueron mis deditos en el mar.
Pero antes de esto: usted era un publicista muy exitoso de una gran firma europea, dentro del sistema.
Es que me encontré con choques, cambios, dolor, de estar tan infeliz con mi profesión. Y sí fui un publicista exitoso en Londres, con un montón de dinero y todo. Pero un día afeitándome frente al espejo, antes de ir a la oficina me puse a gritarle al reflejo: “!¡Yo te odio, no puedo soportarte! ¿Qué estás haciendo, mintiendo y tratando de convencer a las personas que están tan infelices e incompletas para que compren estos productos?” Y no podía continuar con esas mentiras. Y por la gracia de Dios y de mi subconsciente fui despedido unos días después. Aunque me volvieron a contratar como free lance con tres veces más dinero, acepté solo para ahorrar un poco de dinero e ir a los Estados Unidos. Mi esposa era norteamericana y me pareció bien ir a California para empezar una nueva vida. Y trabajé cinco semanas más en la empresa y ahorré para vivir en San Francisco por seis meses.
¿Qué pasó con el psiquismo?
En esa época buscaba otras formas de manejar mi mente, mis emociones, y encontré la lectura psíquica y estuvo interesante por un ratito, pero me parecía tan infantil y limitado. Estuve en una escuela muy famosa en California, donde enseñaban a utilizar símbolos y a impresionar a los clientes con sus habilidades que no lo son, sino puro márketing y manipulación. Por ejemplo, en las lecturas psíquicas siempre usábamos frases tan vagas que se aplican a todas las personas. “Puedo ver que hay un animal en su vida”. Y respondían: “Sí, mi perrito cuando tenía 5 años, ¿cómo tú sabes?”. Bueno, todos tenemos un animal en nuestras vidas…
Hay una constante ahí, Swamiji: de la manipulación de la publicidad a la de los psíquicos…
Sí, de nuevo no pude soportar ese tipo de vida y me salí del instituto… Me puse a estudiar medicina china porque tuve un gran accidente en Londres y la medicina ordinaria no pudo ayudarme. Un amigo acupunturista me había curado de mis problemas físicos. Y mis heridas emocionales y psicológicas automáticamente comenzaron a curarse, ¡yo estuve tan impresionado! Unas pequeñas agujitas en la espalda: y todo estaba cambiando en mis rodillas, en mis miedos y mi inseguridad. Mandé a mi esposa y ella también fue curada en pocas sesiones. Entonces los dos comenzamos a estudiar, pero nos divorciamos en el primer año.
¿La medicina china lo fue conectando de algún modo con Dios o fue de una manera laica?
Era el punto de vista de la energía, hablábamos del chi, de la circulación en los meridianos. Yo pude entender eso, porque era muy científico y verificable. Y en esta época encontré un libro por casualidad supuestamente: “Autobiografía de un Yogui” de Paramahamsa Yogananda. Lo leí un fin de semana y estuve tan impactado porque por primera vez en mi vida leí un libro donde la espiritualidad o Dios o el alma o los fenómenos sutiles están explicados de manera tan racional, que pude aceptar ese tipo de análisis. Unos días después leí un afiche que decía que los discípulos del gran maestro realizado Paramahamsa Hariharananda (conocido como Baba: “gran padre”) estaban en la ciudad de San Francisco para dar una iniciación en Kriya Yoga y la sincronicidad fue increíble que me fui inmediatamente y tomé la iniciación, pero sin creer en nada. Cuando el monje habló de Dios me tapé los oídos. Pero practiqué y en unos meses sentí tanta transformación, tanta energía, una presencia interna tan fuerte y tan incontrovertible que sí acepté que Dios existe. No en la visión católica del séptimo cielo…
En esa visión Dios nos juzga siempre…
Sí y siempre está listo para castigarnos! Pero yo lo sentí como una inteligencia que está dirigiendo todos nuestros procesos biológicos, sutiles, emocionales, mentales, psicológicos… Y no solo dentro de mi ser mismo, sino en las flores, en la naturaleza, en mis pacientes, a través de mis agujas… Porque siento esta percepción interior con el arte de la acupuntura, que es el de dirigir el prana o el chi. Y este chi es inteligente, sabe exactamente qué debe hacer. Y el acupunturista es un facilitador, no un doctor, sabe abrir y cerrar puertas. Yo estuve tan enamorado de este descubrimiento que salí de mis depresiones. Y encontré a Baba después en California.
¿Cómo fue ese encuentro con el último maestro iluminado del linaje?
No fue tan bien, en esa época estaba tan escéptico. Y era arrogante, era un librepensador que no podía aceptar a un gurú o un maestro.
Usted viene del espíritu cartesiano francés y este genera siempre un resquemor a cualquier cosa que se parezca a lo que se conoce como culto al líder o a la personalidad. Hasta se puede ver como manipulación y sugestión lo que en Oriente se enfatiza: la devoción al gurú.
Sí, yo por los dos primeros años no acepté a un gurú. Practicaba Kriya Yoga como una técnica para mejorar mis procesos mentales, salir de mi depresión, aprender a concentrar la mente, evitar comportamientos negativos. Era un ejercicio con fines egoístas, pero con una investigación científica. Porque si hago esta postura realmente hay un cambio neurológico correspondiente y yo lo verificaba. Y estuve interesado en la parte científica, pero en la parte devocional de la entrega a Dios y al guru, muy poco. Y estuve interesado de ver a Baba porque era la cabeza del linaje. Cuando me enteré de que estaba en Santa Bárbara fui, y me senté en la parte de atrás de la sala. Era diciembre y después de unos minutos entra y tenía su maravillosa barba blanca y un gorrito rojo. La imagen de mi mente era la de Papa Noel! Y guió la meditación e inmediatamente me llamó la atención, porque en esa época yo tenía el hábito de oscilar con la vibración interna, y Baba en la mitad gritó: “¡Para!”. Y luego con una voz más dulce me dijo que si no paraba ahora no lo iba a hacer en el futuro. Y esta presencia del gurú tan fuerte y tan amorosa al mismo tiempo me impactó.
Unos días después supe que era posible tener una entrevista privada con Baba. Pero en la noche antes estuve en un cuarto con otro kriyavan para economizar dinero. Él había ido a verlo un día antes para otra entrevista y le pregunté cómo le fue, y me dijo: “Nada, solo habla de cosas vagas y generales y no me dio nada.” Y en esta época estaba tan frágil espiritualmente que me desanimé y cancelé mi entrevista con una excusa. Me escapé como un cobarde, solo por esta frase. Así que cuidado con la compañía, decimos siempre en Kriya Yoga, selecciónenla bien…
Luego, después de dos años, de repente Baba entra en mi cerebro en una noche. Y me puse a pensar en él y a soñar con él, sin ninguna razón. Y saqué de mis libros una foto suya y la puse enfrente de mí, “¿qué quieres, por qué estás en mi cerebro? Déjame”, le decía. Pero no hubo respuesta. Y Baba continuó como una obsesión, hasta que tomé la decisión de ir a la India por seis meses. Era para tratar de entender qué es la India… Entonces me fui por seis meses viajando por el norte, sur, este, oeste, Nepal, Tailandia.
¿Buscando maestros, templos, peregrinaciones…?
Sí, buscando varias experiencias espirituales en un ashram, un bosque, una caverna, un lago sagrado. Y tratando de sumergirme en una corriente espiritual: budista, taoísta, hindú, un poco de todo.
Es una etapa del buscador explorar en todo y mucho…
Sí, hasta que por fin encuentro a Baba de nuevo y me dice: “Ah, esta cara es muy familiar”. Él fue tan amoroso.
La razón por la que fui a la India fue para tratar de entender cuál es mi camino. Y mi pregunta a Baba fue: “¿Cuál es mi misión, mi destino, Baba, debo casarme, ser un buen doctor, criar niños?”. Yo estaba involucrado en una fundación (“The Immune Power Foundation”) que creé para ayudar a pacientes con sida. Pero tenía dudas si era mi misión o la de renunciar al mundo y entrar en la vida monástica. Porque pasé cinco meses en distintos ashrams y este tipo de vida me gustó. Baba me dio una respuesta típica de él: “Tú eres Dios, entonces tú sabes todo, vete”. Y fue el fin de mi cita en 30 segundos. Regresé a mi hotel, cerca del ashram, me puse a contemplar qué significa eso. Porque yo tenía fe de si el maestro lo decía la solución estaba en sus palabras. Pero no pude ver nada.
Unos días después pedí otra cita. Mi idea fue decir que posiblemente soy Dios, pero muy amnésico. Pero él no me dio otra cita, estaba muy enfermo en esta época, siempre en la cama. Pero dos veces por día él dejaba que sus discípulos se sentaran en su cuarto. Yo fui todos los días enfrente de su puerta y Baba nunca miraba en mi dirección y yo cada día escuchaba y tomaba nota. Hasta que habló con otra extranjera en inglés. Y en la conversación mencionó que la vida monástica es maravillosa e inmediatamente yo tomé esta frase como mi visa espiritual. Y decidí: es mi camino.
Una frase lo hizo desistir y huir y ahora otra frase le daba sentido a su vida.
Son las frases en el momento justo que pueden cambiar para siempre tu vida. Fui muy feliz de oírla, regresé a California y dejé todas mis cosas materiales para ir al ashram.
¿Un ashram es el equivalente a un monasterio o convento en Occidente?
Es un monasterio en el campo o a veces en la ciudad donde un gurú vive con sus discípulos para entrenarlos en la vida espiritual, la meditación, la oración, la lectura de las escrituras, el servicio. Es un lugar donde las personas se esfuerzan por desarrollar su potencial divino. Baba fundó un ashram en San Antonio, Texas, su primero occidental, el 1994. Y en la inauguración, lo vi entrar en el estado del nirvikalpa samadhi. Y me sentí trasladado a otro mundo, a otro nivel de conciencia. Después fui a su cuarto para pedirle que me acepte como su discípulo y vivir con él. Y Baba aceptó inmediatamente. Pero había otro swami, que era su asistente, que reaccionó y dijo que no, este joven tiene muchas cualidades negativas. Y Baba contestó que en cada ser humano hay un interruptor en la cima de la cabeza, lo único que tú debes hacer es prenderlo y la luz va a inundar su cerebro y va a salir su oscuridad. Él me dio su confianza porque pudo ver mi potencial y no solo mis cualidades negativas…
Swamiji, para continuar con los recurrentes, ¿en este proceso no hubo tentaciones… las de San Antonio por ejemplo son famosas? ¿No hubo la vuelta de los amigos, el deseo de pareja…?
No, absolutamente nada. Toda mi vida anterior fue una de tentaciones, confusiones, pero en el momento en que Baba me aceptó como su discípulo nunca encontré ninguna duda en mi mente para abandonar este camino… Claro, cuando empezamos en la vida espiritual muchas cosas van a cambiar adentro. Y nuestro círculo de amigos va a cambiar también, porque muchos de ellos no pueden aceptar tu transformación. Yo en ese momento descubrí que muchos no estaban interesados en mi felicidad. Otros regresaron y me dijeron: “Yo no sé qué estás haciendo, pero pareces tanto más feliz y mejor”. Ahora tengo miles de amigos en el mundo y perdí solo dos o tres.
Cuando Baba le dijo: tú eres Dios. Esto para toda persona formada en el monoteísmo convencional es chocante. La mente reacciona: cómo voy a ser Dios, yo que soy insignificante, sobre todo por el complejo de culpa que nos inculcan.
Es chocante para un católico, pero para un ateo como era yo no. Pensar que tú eres Dios es blasfemia, yo no tenía ese cuestionamiento, estaba virgen de esos conceptos. Pero lo acepté porque sentí que hay algo que me mueve, que está pensando a través de mí, amando en mi corazón, hablando a través de mi boca, caminando por mis pies, lo sentí tan profundamente, eso era obvio, no como un estatus especial sino que todos somos Dios. Me parece tan obvio que no podamos verlo. Por eso, fui muy agradecido de nacer en una familia totalmente materialista y atea porque no tenemos ningún condicionamiento de qué es Dios o la espiritualidad.
Otra constante en el camino espiritual es encontrar falsos maestros siempre…
Sí, hay muchos corruptos, con mucho ego, prestigio, dinero, sentados en un trono de oro y no haciendo nada útil. Hay más de 5 millones de sadhus (monjes itinerantes) en la India, es un número enorme y la mayoría no son éticos. Yo tenía una visión muy romántica de la India, donde en cada casa hay un santo, monjes levitando… Y me decepcioné muy rápidamente. Encontrar un gurú auténtico como Baba es un chance increíble, es como dicen las escrituras: por el karma. Yo encontré otros gurúes falsos antes y después y eso aumentó mi amor y reverencia por Baba, que era tan increíblemente puro… Hay un mantra maravilloso en sánscrito: Oh, Dios tú eres mi madre, tú eres mi padre, tú eres mi amigo, tú eres mi compañero, tú eres mi conocimiento, tú eres mi riqueza, oh, Dios, tú eres mi todo. Esa es la relación con el gurú, es nuestro todo. Nunca estamos huérfanos.
¿Y qué pasa cuando este todo se muere como todos los humanos?
Cuando muere él ya no va a vivir con los discípulos, él va a vivir en los discípulos. Y es muy común que cuando va a dejar su cuerpo físico, los discípulos van a sentir mucho más fuerte su presencia después, porque él no está limitado por las leyes físicas del cuerpo, él es puro espíritu ahora.
¿Usted sintió su espíritu después, lo vio en sueños quizá?
No, yo perdí su contacto por un año después de su muerte. Y quedé aterrorizado, fui un swami haciendo su trabajo por el mundo, por sus instrucciones, y después de su muerte en diciembre del 2002 perdí su contacto físico, porque ya no podía cuidar de él, mirar sus ojos. Y perdí la conexión espiritual con él. Y fue la peor pesadilla, paré todas mis actividades porque me sentí como un hipócrita de continuar este trabajo sin sentir la conexión con el gurú. Y me fui a los Himalayas en una cabañita y me quedé por dos años meditando y en absoluto silencio. Hasta que recuperé su presencia y me reconecté con su energía. Yo no sabía cuánto tiempo iba a necesitar, yo fui preparado a pasar 50 años si era necesario.
Pero, a ver, para reiterar lo de los recurrentes espirituales. Ocurrió con la tradición Kriya Yoga lo que ocurre siempre: muerto el maestro se dividen los discípulos. Los musulmanes, muerto Muhammad, se dividieron en dos ramas, igual pasó con los Hare Krishnas a la muerte de Prabhupada. Los que eran hermanos terminan desangrándose.
Claro que sí, ha ocurrido en todas las religiones, en todas las organizaciones espirituales, es siempre la misma historia. Cuando el gurú que es la integridad, la fuerza de la organización va a dejar su cuerpo inmediatamente hay fragmentación.
Después de la muerte de Baba y mientras que estaba en reclusión, al nuevo líder me expelí de la organización, y tuve que comenzar de nada. Fue como un renacimiento, porque fue en la época cuando sentí de nuevo que Baba estaba viviendo dentro de mí. “¿Y Baba qué hago ahora?”, le preguntaba; y me dio todo, ¡hasta ahora! Cuando nos entregamos y no estamos tratando de aferrarnos a nuestra cultura, país, posesiones, idioma, inteligencia, Dios va a darnos todo.
(Aquí las preguntas se cortan y solo he podido rescatar algunas)
¿Es necesaria la idea o presencia de Dios para realizarse? Le cito una frase de un cantante comunista, Silvio Rodríguez, al que una vez le preguntaron por qué no crees en Dios. Y él contestó: no sé si Dios existe o no, pero si existiera estaría más orgulloso que yo esté ayudando a mi prójimo en lugar de adorarlo. Dios no sería egoísta ni personalista, pues.
Es lindo, para mí no es importante ser creyente o no. Sino creer en el amor. Yo fundé la organización El Arca del Amor exactamente por este propósito: poner en acción nuestro amor y ayudar a los más desafortunados del mundo, los niños de la calle, las mujeres golpeadas, principalmente en Latinoamérica y en la India. Y una persona atea de Sao Paulo, nos ayudó como dos años. Un día me preguntaba si importaba si no creía en Dios. Y le dije que no había importancia, lo más importante es si tú crees en el amor. Y me dijo sí. Entonces le dije: para mí tú eres un santo, no es cuestión de bautismo o pertenecer a una organización religiosa o espiritual. Quedó tan impactado que tomó la iniciación y a través de la iniciación conoció a Dios y él es de los más grandes creyentes en Dios ahora, no lo pueden imaginar. Y empezó a través del amor, no de la religión. La religión del amor es la verdadera religión.
Pero tenemos tantas imágenes de Dios en nuestras mentes. Decían los materialistas de principios del siglo XIX que Él no nos crea a su imagen y semejanza sino nosotros lo creamos a nuestro imagen y semejanza.
En mis charlas digo que Dios creó al mundo en seis días, al sétimo día el hombre creó a Dios a su propia semejanza, cuando estaba descansando (-;
Dios está afuera de cualquier tipo de conciencia humana que podamos desarrollar, es por eso, que nunca podemos estar igual que él hasta que la disolvemos totalmente. Es la mente la que es el obstáculo en pensar, conceptualizar. Por eso, nunca podemos estar como Dios si estamos basados en el ego, en la identificación con el cuerpo, con las emociones. Pero cuando disolvemos todo abandonamos todas las identificaciones falsas. En este momento morimos y renacemos en Dios.
Yendo más allá de las conceptualizaciones… Desde el comienzo de los tiempos, y sobre todo en nuestra infancia, nos encantan que nos cuenten historias. Y nos seducen, uno se atrapa con las estrategias narrativas. ¿Usted las utiliza para llegar al corazón de la gente?
Yo lo aprendí de Baba, hay dos maneras más efectivas para tocar el corazón de una persona y dar un mensaje espiritual y evitar la defensa del ego: a través de los cuentos y de las canciones, incluso la poesía. Porque los dos tienen un lenguaje que el ego no puede entender, que es más racionalista. Cuando va a oír un sermón inmediatamente lo rechaza, pero ante una historia escucha las palabras famosas: “había una vez”, se relaja, y el mensaje va a entrar de manera profunda en el subconsciente. Lo mismo con poesía mística, los poemas de Rumí o San Juan de la Cruz tienen este poder, o muchas partes de la Biblia que son poesía: el libro de Job, el Cantar de los Cantares, con muchas imágenes místicas… La música sagrada tiene un poder especial, también es un lenguaje que el ego no entiende…
¿Y su talento artístico vino con su vida espiritual o ya cantaba desde antes?
No, yo estaba interesado por la música desde los 16 años cuando quería impresionar a una chica. Y fui un desastre y nunca canté en mi vida después por el trauma, pero continúe tocando la guitarra en varias bandas de rock, blues, zamba, bossa nova, jazz. Pero una de las primeras cosas que ese Dios viviente que fue mi gurú me enseñó fue… a cantar y a contar historias!
Pero usted también utiliza otro recurso: las bromas espirituales.
Sí, porque en muchos de los cuentos hay mucho humor, pero sutil. Con un mensaje, de nuevo es una manera de desarmar al ego. El ego piensa que es un chiste, no es nada serio y hay un mensaje que está pasando. Es una estrategia espiritual. Baba nos enseñó muchos cuentos, leyendas, historias, con un humor increíble.
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¿Y ustedes qué piensan de sus palabras? ¿alguna caló en ustedes o coincidió con alguna pregunta, experiencia, desacuerdo, búsqueda, necesidad o intuición que los esté atizando? Respondan escuchando una de las letras favoritas que cantaba Swamiji en el Lago Titicaca: “Soy pan, soy paz, soy más” de Piero.